lunes, 4 de octubre de 2010

RAMÓN

De mi padre aprendí muy poco
nada,
de como ser grande
y esas cosas de hombre que un padre sabe enseñar,
nada.
A mi padre lo reclutó el exilio y moría cada vez que yo crecía más en la distancia.
Siempre que llamaba decía - ¿cómo está el niño? -
Y las pocas caricias que recibía venían con un par de zapatos,unas ropas,unas letras...
A veces nada... Su voz.
Mi padre se fue alejando de mi, porque este norte la rutina es una distancia sin descanzo.
A mi padre le debo un poema y lo perdono por haberme dejado ese

18 de Mayo de 1980 durmiendo en su cama,contra su voluntad.
De mi padre quedó sus lágrimas
como el último juguete que a mi lado dejó
aquella noche,

antes de partir.



By Michel Blázquez


Tomado del Libro "Lo Absurdo Coherente" ©

No hay comentarios:

Publicar un comentario